lunes, 1 de febrero de 2010

La barca


La barca


¡En el río del vino lancemos nuestra barca!

Ahoguemos el dolor en el alma del vino.

Por error, di la espalda a la calle de la taberna…

sé bondadosa y vuélveme al camino recto.

Traéme una copa de ese vino rosado,

perfumado de almizcle, y haz que flamee de celos

el corazón envidioso de la rosa.

Si estoy ebrio y soy malo se buena conmigo.

Compadécete de este corazón trastornado

de angustia.

Si quieres que luzca el Sol a medianoche

quita el velo a la hija de la viña,

la de rosadas mejillas.

No dejen que el día de mi muerte

me mezclen con la tierra. Házme

conducir a la taberna y que me acuesten

en un tonel.

Si el corazón de Shejim ¡oh bienamada!

pretendiera alejarse de ti,

préndelo con un bucle de tus cabellos.

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